Archive for the 'Piénsolo Bien' Category

Consejo

Sí, me acuerdo cuando me dijiste que llegar era muy difícil de llevar. Que cuando llegaste sentiste una ansiedad enorme y unas gnas de volver aún mayores. Que pensabas siempre en lo que habías dejado atrás y que costaba mucho trabajo mantener la frente en alto.

Igual me dijiste que cuando tú arrivaste, fue una oportunidad para madurar, reflexionar y decidir las cosas ahora con una perspectiva diferente. Recuerdo muy bien que cuando hablaste conmigo por primera vez y decidiste contarme tu experiencia me comentaste que fue una de las cosas más complicadas y tediosas de hacer.

También recuerdo que, ahora que ya estás por tu cuenta, me animaste y me deseaste suerte en mi travesía pero no sin antes haberme advertido de lo fuerte que iba a ser enfrentarse a todo esto. Y es que uno vive en la ignorancia hasta que se enfrenta a la durísima realidad que es resolver, pensar, decidir, conservar y dirigir las cosas.

No lo tomé como una anécdota más de tus aventuras, sino como el consejo más grande que uno puede dar a cualquier humano. Y es por ese consejo y esas ganas que noté en tí que estoy aquí hoy.

Room of Tears

Entré a tu cuarto. No era lo mismo. Parecía desierto.

Vi algunas fotografías y en ellas sonreías calidamente. Eras muy feliz, pero algo faltaba.

Me recosté en tu cama. Senti tu aroma, me introduje en tus recuerdos, quedé dormido en tu esencia, soñé contigo, fuí feliz, te recordé, te quise conmigo, te abrazé, te besé.

Desperté y quise abrazarte, pero no estabas ahí. Te extrañé y lloré. Mis lagrimas se quedaron impregnadas en tu aroma, mi esencia miserable se mezcló con tus dulces recuerdos.  La felicidad que me invadía se convirtió en miseria. Y esos sueños se convirtieron en deseos de volver a verte.

Me levanté, en ese instante, y sequé mis lágrimas. Vi de nuevo tu fotografía, mire tus muros, tu cama, aquella esencia ahora envuelta en mi tristeza.

Te fuiste, me dejaste aquí. Solo.

Pero está bien. No te fuiste por maldad sino por perseguir tu anhelo, tus deseos, por querer hacer crecer esa esencia. Por ti, por mí.

Lloré y vertí, nuevamente, mi escencia en la tuya. Pero ahora fue distinto. No eran lágrimas de tristeza, ni de rencor, tampoco de enojo; más bien de tranquilidad, calidez y un poco de envidia.

No te fuiste por mí, te fuiste por tí. Y regresarás algún día.

Ahora ya no puedo sentirme miserable ni triste ante tu recuerdo. Sólo puedo sentir la misma calidez que en tus fotos había, que tu esencia dejaba en mí, que tus muros encerraban, y que solías darme siempre.

Y es esa esencia la que al fin me hizo comprender…te.

*

*

*

*

*

Se lo dedico a todos los que conocemos y amamos a ATYSA.

*

*

A ver cuando regresas y nos tomamos un café… Y me platicas de tu vida, una vez más.

Is Just The Begining

¡Cumple tu sueño!

*

Te quiero…

*

Y te voy a extrañar…

*

Nos vemos pronto, Yarime.

R

Tu risa, la forma en la que platicas, el modo en que tu cara se ilumina al verme, la emoción que te invade cuando estás conmigo y el tono con el que me dices “te quiero”.

Te extraño, te pienso todo el tiempo, me haces mucha falta, necesito que vuelvas a ser mi complice, que me acompañes a mis deberes, que me cuentes tus secretos, que me digas lo que te gusta, que juegues conmigo, que me abraces, que estés conmigo.

Deberías ser lo que yo no he sido nunca, lo que siempre añoré ser. Deberías disfrutar de todo lo que tienes para que no te suceda lo que a mí. Y que aprendas de tus errores y hagas lo correcto siempre. Comer todo lo que puedas, salir todo lo que quieras, correr, gritar, reir, querer, enamorarte…

Quiero ser tu amigo, tu consejero y tu más grande soporte, aunque estés lejos de mí en estos momentos.

*

Como me gustaría tenerte aquí a mi lado, para así no tener que extrañarte.

Vaivén

Un movimiento fijo, pero a veces sin rumbo… Repetitivo, y sin sentido alguno a veces. Como si estuviera destino a repetirse de por vida, sin objetivos, sin reproches, sin otras posibilidades, con sólo sentido y nada más que eso. No comprende otra forma de “pensar”, ni ninguna otra manera de actuar.

Simplemente es así.

A veces se me ocurre pensar que mi vida, en específico, es un vaivén sin fin. El simple hecho de que sea una especie de estire y afloje de cualquier situación me hace reflexionar sobre si todas las situaciones que se me presentan son más que eso o simplemente son lecciones que aprender.

Me acuerdo de mi infancia, de lo simple que eran las cosas en esos momentos. Bastaba con decir “lo siento, fue sin querer” para resolver CUALQUIER problema. Incluso las relaciones amorosas eran más simples. Un beso en la mejilla era suficiente para consolidar una relación con una niña y que era, incluso peor, que decir groserías (cosa que en esos años era sumamente prohibido… Decir “tarado” era delito penado con la muerte). O cuando perder un “tazo” era más fuerte y  decepcionante que perder un año de escuela. Extraño mucho esos días en que realmente todo era muy simple, sin responsabilidades y demás.

Era un día muy bello. El sol incitaba a salir a caminar un rato, lo cual era extraño porque normalmente hace calor y a las personas les es imposible salir ante semejante temperatura, pero ese día decía lo contrario. Decidí salir a caminar, a pensar sobre lo que hago y lo que pienso, lo que haré y como quiero pensar.

Caminé por la avenida principal que está saliendo de la residencial donde vivo y observo como las personas ejercen diferentes actividades a lo largo de mi trayecto. Una señora cocinando en su pequeño negocio de quesadillas y empanadas, un empresario que hablaba por el celular (aparentemente cerrando unos contratos) y un pequeño niño que jugaba en el asfalto con un carro de juguete.

La señora parecía enojada, no se veía nada feliz. Su mirada, su forma de preparar la comida era un poco desesperada. Se veía agitada y triste mientras hacía sus labores. Inocentemente le pregunté si estaba bien, por educación claro está, y respondió fríamente “No te interesa niño, déjame trabajar en paz. Tengo muchas cosas que hacer”. Nada sorprendido por su respuesta decidí seguir con mi camino hasta llegar, a unos cuantos pasos de ella, al supuesto empresario.

El empresario se veía agitado pero con ánimos de seguir adelante. Intenté la misma prueba con él, pero con una pregunta distinta. Me acerqué y con tono amigable y respetuoso le pregunté “señor, ¿cómo está su día?”. Ligeramente molesto me dijo “Va bien, muchacho. Pero ahora estoy muy ocupado, ¿podrías dejarme terminar con esto, por favor?”. Nuevamente me retiré con discreción y pensante sobre lo que acababa de suceder.

La señora parecía totalmente desagradecida con lo que tenía y, aparte, únicamente hacía lo que hacía por deber, no por gusto. Recapitulando también al señor empresario me di cuenta de que él se notaba un poco más gustoso haciendo los tratos (o eso creía que hacía) y ejerciendo su trabajo, pero aún así lo noté un poco molesto por mi intromisión a su día. “Adultos”, pensé “muy ocupados en lo suyo para preocuparse por responder una pregunta de alguien que se interesa por ellos”. Es cierto que los problemas a esa edad son mayores, pero no por eso hay necesidad de ser groseros.

Continué mi camino y no muy lejos encontré al niño que vi antes. Decidí ver si realmente podía responder la pregunta que le hice a los anteriores. Esta vez algo mucho más sencillo como “¿a qué juegas?”. El niño volteó, me miró a los ojos fijamente y me dijo:

“Nada, vete estoy jugando…”

Atónito y confundido me levanté de golpe y regresé por el mismo camino. Pensé que el niño, el alma noble que le corresponde, me diría algo más alegre, algo mucho más amigable; pero no fue así. En el camino de regreso escuché cómo la señora le gritaba al empresario que cuidara al niño y este simplemente no le hacía caso. El niño los veía fijamente con cara de tristeza casi al borde de las lágrimas. Supuse que la señora era la madre del empresario, y que este era el padre del niño. No podía creer como 2 personas habían deshecho la pureza del niño de manera tan cruel y, peor aún, sin sentir remordimiento alguno.

Regrese a mi casa, sintiendo coraje y decepción por las personas que me hicieron ver tan cruda realidad. Me senté en un sillón, miré al techo y no hice más que mirarlo fijamente por 20 minutos. Mi papá estaba de regreso después de dicho tiempo y me preguntó curioso que qué tenía. Le conté lo que observé y analicé. Con una cara que expresaba una tristeza profunda y con un nudo en la garganta me dijo:

“Perdóname hijo”

Lo miré atentamente a los ojos y con una expresión de incertidumbre le pregunté “¿de qué te disculpas, papá?”. Me respondió muchas cosas, cosas que él había hecho semejantes a lo que sucedió con la señora, el empresario y el niño; cosas que hizo incluso con complicidad con mi mamá, con mis tíos y tías, y con demás personas que conozco.

Después de lo confesado, no podía decir una palabra. Estábamos ahí los 2 sentados mirándonos a los ojos y con muchas cosas que decir y pocas palabras que lo podían  expresar. Me levanté de mi asiento, me dirigí hacía él y le dije directamente “no tienes por qué disculparte”. Me dirigí con el mismo ritmo a mi habitación a reflexionar sobre lo que mi papá había confesado y sobre lo que yo podía hacer ante ello.

Para mí, los problemas son como un vaivén, como dije anteriormente. Un ciclo sin fin, un eterno estire y afloje. Pero pensé otras cosas también. Que el vaivén que se me presenta todos los días es un recordatorio de que no hay nada estable ni seguro en esto. Que simplemente es una respuesta de tus acciones y que, por más que queramos que ese columpio vaya hacia dónde vamos, siempre regresará a donde comenzó, donde se originó todo este embrollo en el que todos estamos metidos.

El vaivén que vivo yo, es uno insignificante en comparación a los demás que conozco y estoy consciente de que existen. Aunque comparar no es la mejor opción puedo entender que hay cosas más graves que las mías.

Dice mi papá, citando a un filósofo muy famoso:

“Durante mi vida me han acechado un sinfín de terribles problemas, y algunos de ellos han sido ciertos”

Palabras que siempre rondan en mi cabeza, haciéndome pensar 2 veces antes de decir que mis problemas son fuertes. Yo creo los problemas según dice tal dicho, y yo también soy el que los hace grandes o pequeños según sea el caso. ¿La meta? Entender, asimilar. Comprender y aprender. Reflexionar y actuar. Diferentes acciones que marcan la gran diferencia entre actuar sabiamente y actuar estúpidamente.

Aún sigo pensando que el vaivén en el que vivo es un simple movimiento fijo, sin rumbo y sin derecho a cambiar. Que estoy destinado a vivir ese mismo movimiento para toda la vida.

Pesimista, ¿no?

Realista diría yo. Pero a final de cuentas es algo que, como ser maduro que aparento ser, debo afrontar.

Estoy bastante confundido en estos momentos, este mareo que siento, y esta inquietud me están casi matando. Quiero saber qué será ese tipo de sentimiento que me agobia.

¿Será el vaivén? ¿O será otra cosa?

Sólo escucho un rechinido extraño, como de algo oxidado o algo que ya no sirve más. Quizás ese columpio que hace dichoso movimiento ya no sirve.

En fin, ¿estaré delirando?

I Lost

Perdí mi sencibilidad.

Ese toque de ternura que solía tener, aquella inocencia con la que me presentaba, esa dulcura que me caracterizaba.

Comenzaré un examen de consciencia, uno que me hará ver qué es lo que estoy haciendo mal. No olvidar los errores, sino aprender, por fin de ellos.

¿Estoy haciendo realmente mal?

La frase que alguna vez mi padre dijo resuena todo el tiempo en mi cabeza. Es por eso que dudo a cada momento sobre mis actos.

¿Será lo que pienso?

La verdad creo que sí, pero es ahí dónde me doy cuenta de que la necedad es un aliado traicionero, por incoherente que eso pueda sonar.

Tengo sueño, mi mente necesita descansar, y mi alma exige un examen de consciencia muy a fondo, mi boca quiere callar, mis oidos dejar de escuchar, mis ojos dejar de ver, mi ser escucharse a sí mismo…

Cuerpo quiere reinar, pero Yo quiero ser el que ponga las leyes.

Consejero de rey falso, cosa graciosa.

Nos vemos pronto, que un lacayo debe morir para dar la bienvenida al nuevo rey.

Frases de Videojuegos v1.0

Como estoy en casa de una amiga jugando videojuegos en estos precisos instantes, me voy a dar a la tarea de recopilar algunas frases que uno dice cuando pierde un encuentro (ardidez, pues, para que la banda entienda mejor):

  • “Es que el control está sudado”
  • “Me lleva, el control ya no sirve como hace rato”
  • “¡Es que nada más oprimes botones a lo tonto!”
  • “¡Es que *inserte grosería aquí* déjame hacer algo!”
  • “Es que ya perdí la práctica”
  • “Estoy oxidado”
  • “¡No se vale, hiciste el poder cuando dijimos que no!”
  • “¡Se me acabó la pila!”
  • “¡No se movió cuando le dije!”
  • “Es que si no me pegaran, ganaría todas (jajaja, esta la dije yo alguna vez)”
  • “¡La palanca no se movió!”
  • “¡Es que yo uso controles invertidos!”
  • “Te di chance, güey”
  • “¡Maldito control, no sirve bien!”
  • “¡*Cualquier grosería posible*, perdí!”
  • “Es que el sudor hizo que se me resbalara el control”
  • “¡No, pues sí!”
  • “Nada más cuando haces poderes me ganas”
  • ¡Maldito celular! ¡Me distrajo!
  • “¡Le piqué *inserte aquí cualquier botón* y no se movió!*
  • “*Inserte grosería acá* personaje idiota, no *inserte acción acá* lo que le dije”

Continuará…

Reflexionando

He dádome cuenta de que esto de la escritura no es algo sencillo de cultivar. Es como aprender a andar en bicicleta, te da miedo al principio por que sabes que lo vas a hacer mal, pero después agarras vuelo, confianza y demás y hasta le haces acrobacias.

Es divertido, realmente escribir no es algo que yo haya pensado que podría hacer con facilidad… Yo ya me veía encerrado en mi cuarto únicamente dibujando cositas como acostumbro hacer en mis momentos de ociocidad/inspiración, pero resulta que a muchas personas (bien cultas, cabe mencionar) les agrada mi forma de escribir.

Y es chistoso por que la verdad yo no me considero un escritor nato, pero pues hago mi luchita. Más cuando te vas dando cuenta de que las palabras salen solas y es como platicar lo que estás pensando con un amigo, en este caso mi queridísimo y amado blog (al cual no pelo, pero netamente lo amo) y escribir estupidez y media.

De todos modos estaba un poco inspirado y quise poner esta pequeña reflexión sobre mi forma de escritura.

*

Tengo muchas cosas en qué pensar y muchas ganas de llevarlas a la práctica, pero creo que tendrá que esperar un poco más.

Tengo una adicción…

… a esta canción desde hace cerca de 3 meses desde que encontré una versión instrumental de ella. Y desde hace como 4 o 5 años desde que la conocí.
La versión que me conquistó totalmente desde que la escuché:

Runaway – The Corrs Unplugged

Creo que tengo una adicción. Lo peor del caso es que nunca la había disfrutado tanto…

:D

Sabias Palabras

Y dijo Mané en su infinita magnificencia y esplendor:

¡No entiendo a las mujeres! ¡Simplemente no las entiendo!

¿Qué quieren en la vida?

Por eso me gustan los hombres…

Amén.


Hoy es…

May 2024
M T W T F S S
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  

¡Gracias!

  • 95,064 Clicks hasta hoy

Aquí lo importante.